Conociendo a una socia de Cooperativa Agricola Regional, S. Coop.

15 / 10 / 2025

En nuestro empeño por visibilizar el trabajo vinculado al mundo cooperativo y acercarlo al conjunto de la sociedad, continuamos dando voz a las mujeres rurales de nuestra región. En esta ocasión tenemos el gusto de presentaros a Felisa Abad Bahillo, agricultora en activo, socia de la cooperativa CAR Carrión, entidad de referencia en la comarca de Carrión de los Condes y muy querida en su pueblo, Castrillo de Villavega (Palencia), donde ha sido homenajeada por la  Asociación Cultural “La Trilla” con el trillo de plata en la fiesta como reconocimiento público a su trayectoria como agricultora y constante labor de representación y defensa de las mujeres del campo palentino.

¿Puedes explicar un poco más sobre tus antecedentes?

Cogí el relevo de mi marido tras toda una vida trabajando juntos en el campo. Mi explotación está en Castrillo de Villavega, un pequeño pueblo de Tierra de Campos en el que nací, crecí y del que me siento profundamente orgullosa. Es un lugar humilde, pero lleno de historia, de buena gente y de esa forma de vida que solo se entiende cuando has trabajado la tierra desde siempre.

Cuando llegó el momento de asumir la titularidad no fue sencillo. En mis tiempos no estaba bien visto que una mujer figurase como titular de una explotación agraria; parecía que nuestro papel solo era “ayudar”. Pero yo siempre he sido inquieta y activa: he colaborado en mil cosas del pueblo, desde ser catequista hasta ser concejala del Ayuntamiento. Nunca me han faltado ganas de implicarme en lo que hacía falta.

Desde hace más de dos décadas, Castrillo es conocido por el «Pueblo de la Trilla», una fiesta preciosa que recupera las labores agrícolas tradicionales en la pradera junto al Valdavia. Para mí fue un honor recibir allí el Trillo de Plata como reconocimiento a mi trayectoria como agricultora.

Hoy seguimos dependiendo del río Valdavia, que nos permite regar parte de la Vega. Los agricultores siempre miramos al cielo, porque el campo es nuestro sustento. Pero también seguimos mirando al futuro.

 En tu caso particular, ¿te has encontrado alguna traba por ser mujer?

Pues varias, la verdad. Las mujeres de mi generación nos encontramos obstáculos incluso para cosas tan básicas como sacarnos el carnet de conducir. Estaba mal visto que una mujer llevase un coche, igual que lo estaba que se pusiera pantalones. Mucho de lo que hoy es normal entonces costaba explicarlo.

En lo agrícola, todavía más. Éramos fundamentales para las explotaciones, pero rara vez se nos reconocía ese papel. Había que demostrar el doble para que te vieran como agricultora “de verdad”.

¿Cómo fue tu llegada a la cooperativa?

En Castrillo teníamos pequeños almacenes y mi marido fue presidente de la cooperativa local. Cuando llegó el momento, nos incorporamos a CAR Carrión, donde encontramos una estructura más grande y una forma más moderna de trabajar. Fue un paso natural, porque las cooperativas siempre han sido el mejor espacio para unir fuerzas y defender nuestros productos.

¿Qué aporta una mujer como tú a la cooperativa?

Aporto mis cosechas, como cualquier socio, pero también aporto participación, que es igual de importante. Siempre colaboro cuando hay elecciones y animo a otras mujeres a hacerse socias. A veces solo necesitan un empujón para dar el paso, porque muchas han trabajado el campo toda la vida, pero nunca han tenido visibilidad.

¿Cuántas mujeres trabajan en tu cooperativa? ¿Y socias?

En las oficinas somos bastantes mujeres, en torno a 9, ocupando la dirección una de ella, pero entre las socias todavía somos pocas (53), al menos no las suficientes. Creo que esto cambiará con el tiempo, pero necesitamos referencias visibles y apoyo para que más mujeres se atrevan a dar el paso.

¿Sientes que tu carrera hubiese sido diferente si fueras hombre?

Sí, sin ninguna duda. Habría evitado muchos obstáculos y mis decisiones habrían sido más fáciles. Pero también creo que las dificultades nos han hecho más fuertes a muchas de nosotras.

¿Qué consejo le darías a cualquier joven que empieza hoy a construir una carrera similar a la tuya?

Que la agricultura es un trabajo bonito, duro pero muy agradecido. Que no tengan miedo: en los pueblos hay calidad de vida, hay tranquilidad y hay oportunidades si se sabe mirar. El campo también necesita savia nueva.

¿Puedes mencionar alguna de las medidas de igualdad de género que tu cooperativa tiene en marcha?

Todo avance que ayude a que las mujeres participen más y se sientan parte activa de la cooperativa será siempre bienvenido. Vamos dando pasos y eso es lo importante.

¿Qué podrían hacer como siguiente paso?

El siguiente paso debe ser seguir impulsando medidas que animen a más mujeres a participar, a formarse y a ocupar los espacios que les corresponden. También creo que los reconocimientos públicos ayudan a visibilizar a las mujeres y a que cada vez sean más las que se sumen a la participación en los diferentes actos que se promocionan desde la cooperativa. Por ello, agradezco mucho la labor que en este sentido llevan a cabo en el día a día de la cooperativa CAR Carrión, así como a todos aquellos que tienen la responsabilidad de tomar las decisiones, que muchas veces no resultan nada fáciles . También agradezco a la revista de Urcacyl por acordarse de mí

Su mensaje a otras mujeres socias de la cooperativa

Mi consejo para ellas sería el de animarlas a que no se queden atrás, que participen y que aporten su visión. Las cooperativas necesitan la mirada de las mujeres para seguir avanzando.

¿Cómo ves el problema del relevo generacional?

Es complicado. Hay mucha maquinaria y tecnología, lo que permite que cuatro personas hagan hoy el trabajo que antes hacían muchas más. Eso hace que en los pueblos cada vez haya menos agricultores. Pero debemos luchar por que no se pierda la tradición y porque haya oportunidades reales para los jóvenes.

¿Cuál crees que es el problema para que pocas mujeres hayan dado el paso a hacerse más visibles?

Que no estamos acostumbrados a ver mujeres agricultoras. Ganaderas, quizá alguna más, pero en agricultura cuesta todavía que se nos reconozca. Eso pesa mucho en la decisión de hacerse visible.

¿Qué papel tienen que jugar las cooperativas para ir acortando la brecha existente en igualdad?

Las cooperativas tienen que formar, preparar y actualizar a agricultores y agricultoras en nuevas tecnologías y nuevas formas de gestión. La unión en la cooperativa es la fuerza, y esa fuerza debe ser de todos y todas.

¿Qué podemos hacer para que la mujer esté más presente en los órganos de decisión de las cooperativas?

Preparar a las nuevas generaciones, impulsar la formación y, sobre todo, dar vida al mundo rural, que es donde empieza todo.

¿Qué consejo le darías a otros socios y socias de Castilla y León para que se animen a incorporarse a los consejos rectores?

Animarles a participar, a implicarse y a no dejar que otros decidan por ellos. Las cooperativas son más fuertes cuando sus socios están presentes y activos.

 

Actuación financiada a través del Programa de Asistencia Técnica 2025, enmarcado dentro de las actuaciones del convenio MAPA – Cooperativas Agro-alimentarias de España”.